Consejos para huir de un asaltante
A la hora de aprender a defendernos ante situaciones de agresiones, un elemento clave para no salir perjudicados es conocer cuales son los puntos vulnerables de las personas. Están distribuidos por todo el cuerpo, por lo que conviene conocerlos todos. De este modo, en las distintas situaciones que se nos puedan presentar podremos defendernos. Pero tan importante como conocerlos, es saber que técnicas de defensa personal utilizar para golpearlos y cómo emplearlas.
Comenzamos con una de las partes más débiles, los dedos, especialmente los de las manos. Cuando suframos un ataque debemos tenerlos muy en cuenta. Al flexionarlos hacia los lados le provocaremos un grave dolor al agresor. Este hecho nos proporcionará una buena oportunidad para escapar y lograr nuestro objetivo.
Para ocasiones en las que nos agarren del cuello (una de las acciones más comunes que realizan los asaltantes) también hay trucos. Uno de ellos consiste en no ejercer resistencia mientras retrocedemos. ¿Para qué? Para que cuando menos se lo espere, o cuando observemos el momento oportuno, coloquemos nuestro dedo índice en su prominencia laríngea, más conocida como la nuez de Adán. Realizando esta acción, el atacante tendrá problemas para respirar. Lograremos que retroceda y la oportunidad de escapar.
En esta misma situación, otra posibilidad sería incrustar los dedos en las glándulas salivares en lugar de en la nuez. Estas glándulas están situadas debajo de la mandíbula. Una tercera opción es aprovechar que el asaltante esté desprevenido e introducir los dedos en su cabello. Si sujetamos con mucha fuerza sobre el cráneo de la otra persona con los nudillos de la mano, castigaremos al agresor. Se trata de una defensa muy efectiva, especialmente en el área frontal de la cabeza. Combinar estas prácticas también es conveniente. Si además, lo hacemos pegando un pisotón en el pie del atacante, provocaremos un fuerte dolor que hará más fácil nuestra liberación.
Nuestros codos también son herramientas muy efectivas para defendernos. Gracias a su forma puntiaguda, en ataques por la espalda nuestros codos son fundamentales. Podemos propinar golpes en su cuerpo ayudándonos de nuestro otro brazo. Al hacerlo, golpearemos a nuestro atacante dejándole con problemas de respiración. Deberá recuperarse y podremos aprovechar para huir.
Todos sufrimos el peligro de que un desconocido nos asalte. De modo que se recomienda que ensayemos éstas técnicas de defensa personal para dominarlas. Debemos utilizarlas en ocasiones en las que suframos un ataque. Pero sin olvidarnos de que el objetivo principal es lograr evitar daños. La mejor idea siempre será escapar del atacante y buscar ayuda si es necesario. Si nos agreden, no debemos desesperarnos nunca, y en la medida de lo posible, debemos relajarnos para ser conscientes de nuestras posibilidades.
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