Deporte, pensamientos y emociones
Las personas estamos inundadas por pensamientos y emociones diariamente. Más de 50.000 pensamientos nos vienen a la cabeza durante el día, y la gran mayoría de ellos son pasajeros y sin importancia. La importancia que les demos depende de las emociones y sentimientos que nos generen. Otro factor importante es su carácter: positivo o negativo. Normalmente, cuando un pensamiento positivo no lo procesamos con la misma atención que uno negativo, lo aceptamos tal cual nos viene por la buena sensación que nos genera. En cambio, si es negativo nos cuesta más procesarlo, pues preferiríamos que no existiese.
No hay nada de malo en todo esto, pues es lo que somos. Pero tenemos que aprender a relativizar y no permitir que nos afecte más que lo que deba. ¿Cómo? A través de la actividad física. ¿Nunca has oído aquello de que estar activos y en movimiento nos ayuda a sobrevivir? Pues esto se refiere a que, al movernos, activamos nuestro cuerpo y nos sentimos con vida. Nos sentimos con vida, porque prestamos atención a nuestro cuerpo, sus síntomas y todo lo que al mismo respecta. Al centrarnos en nuestro físico y ver un buen rendimiento, nos sentimos gratificad@s por ello, al mismo tiempo que nos evadimos de nuestros pensamientos.
Los pensamientos, las emociones o los sentimientos pueden ser una losa para la cabeza en muchos momentos. Gracias al deporte, de alguna manera, volvemos a centrarnos en “lo primario”. Moverse es un fenómeno de supervivencia, si tenemos en cuenta que la efectividad y la buena condición del cuerpo es la garantía para tener la capacidad física de sobrevivir en situaciones de peligro. Esto, a nivel mental, genera un sentimiento positivo gracias a la sensación de vivacidad y fuerza. Nuestro cabeza se descarga de negatividad, gracias al efecto revitalizante y fresco de la energía generada mediante el deporte.
El proceso puede ser en sentido inverso, por lo que en otras muchas ocasiones es nuestra mente la que es la que se debe convertir en la principal fuerza motriz de nuestro movimiento. Las emociones son muy poderosas y requieren una cantidad ingente de energía. Sean negativas o positivas las emociones, toda energía es canalizable para llevarnos a una acción en pro del deporte.
La alegría, la esperanza, el amor, la admiración o la euforia, generan mucha energía positiva que puede ser canalizada mediante la actividad deportiva. Cuando nos sentimos content@s por una buena noticia, estamos más proactiv@s para hacer deporte y tendremos un mejor rendimiento con mayor facilidad.
Más complicada es la cuestión cuando se nos vienen sentimientos negativos como la ira, la culpabilidad, la desesperación, el miedo, el asco o la tristeza. Si aprovechamos el impulso de la energía negativa que generan para hacer deporte, podremos transformarlo en sentimientos positivos gracias a que, al menos, tendremos la sensación positiva de haber aprovechado esa energía en algo benefactorio. Si no procedemos así, corremos el riesgo de caer en la apatía o de dejarnos inundar por esos sentimientos y pensamientos negativos, saturándonos aún más.
En Mugendo nos ofrecemos como una ayuda para que controles tu mente a través de la actividad física en las artes marciales. Aprenderás desde el deporte a conocer tus emociones y pensamientos, a la vez que aprendes su dominio y relativización.
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